Tuesday 17 March 2009

Benditas Sean Las Lagartijas



K. de Barratt

¿Y si un día nos llega el tiempo de amar a las lagartijas?

¿Habrán nuestros corazones sanado lo suficiente

De sus heridas, como para mirar las espinas del

Pasado y ver en las puntas rosas?

Se habrán secado nuestras lágrimas a perlas,

Cuentas luminosas paridas del dolor y el sufrimiento

De calladas ostras, hermanas submarinas de nuestras

Desdichas, de los gritos que nos mordimos, que nos

Ahogamos dentro del alma para que

El tiempo y el perdón los bañaran de nácar,

Y los hicieran collares de experiencias, fotos

Polaroid que se desvanecen con los años y

Se tornan sepia; bruma; sombras y figuras matizadas

De nostalgias, no por el dolor, si no por la inocencia

De aquello que fuimos: niñas perseguidas por

Dragones de afilados dientes, que ahora la vida

Ha reducido a blancas lagartijas, flacas, escurridizas,

Tan chiquitas que da pena aplastarlas; tan débiles

Que sólo inspiran compasión. Entonces es cierto.

El tiempo llegó de amar a las lagartijas,

Porque de las heridas que dejaron

Ha florecido el amor. La paz.

El consuelo, la sabiduría.

Bendita sean, pues, las lagartijas,

Que nos hicieron guerreras peregrinas,

Vencedoras de la suerte

Y discípulas del perdón.

Benditas sean las lagartijas

Que nos tallaron en la mujer de hoy.

Benditas sean las lagartijas

Que en su momento fueron dragón,

Porque de princesa prisionera nos transformaron

En nuestra propia salvación.

Soltémoslas pues, dejémoslas correr

A sus rincones, a sus esquinas enmohecidas.

Que nosotras, las hijas de la luz, caminamos bajo sol.




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