Thursday 19 March 2009

Angeles en Potencia



K.de Barrat

¿Y si en el silencio descubrimos que tenemos alas?
Que la voz en el viento es nuestra; la voz
Del tiempo, de las libélulas, de las bacterias
En el caldo de cultivo, cuna
De la vida primigenia; la voz de los maóris
Y de los egipcios; la voz indígena con
Acentos de orquídeas floreciendo en
El altiplano de la tierra eterna; la voz
Del hielo andino y de el café parisino
A finales del 19, con Picasso pintando gatos
Y mozuelas, retorciéndolos en uno para
Descubrir que al final son –somos-
Lo mismo.

¿Y si al mirarte a ti me viera en tus genes
Juguetones, tratando de despistarme al arreglarse
Casi igual, pero no exactamente, a ver si caigo
Y me confundo y me creo que eres diferente,
Que tu éxtasis no es cómo el mío, ni tus
Ansias vuelan cómo las mías, ni el amor
A tus hijos es cómo ese fuego que me quema y
Acaricia al ver al mío dormido?

Camino por donde andas, en sueños todavía
No vistos tras tus pestañas cerradas.
Todo es todo, dijo el hippie entre el humo
De la hierba psicodélica de los sesentas.
¿No son mis sueños tus esperanzas?
¿No son tus anhelos mis metas?
¿Por qué la pelea, mi hermana?
¿Por qué la rabia? ¿Por qué ese volcán en mis
Entrañas cuando rehúsas ver el color de mi
Arco iris? ¿Por qué tus lágrimas frustradas
Cuando no camino al ritmo de tu canción?
Tú quieres tu paz. Yo deseo acabar mi guerra.
Tus dedos son espejos de los míos, arrancando
Malas hierbas al borde del camino, bajo los
Maizales y los duraznos en flor, a la orilla
Del río padre de aguas vivas que se resbala por los
Labios de nuestros hijos, los tuyos y los míos,
Sedientos de querencias y terruños.

¿Y si bajamos las banderas y declaramos una tregua,
Y con el pasar del humo y la acides de la pólvora
Nos damos cuentas que tenemos alas, ambas dos,
Inclusive? Que no hay demonios de largos dientes
Que destruir, ni monstruos jorobados bajo el puente,
Ni nada realmente diferente más que el juego
De las circunstancias y la genética
Sobre tu rostro y el mío, ojos que al final son ojos,
Visiones que al final son etéreas emanaciones
De flores congeladas en alma, esperando surgir
Con los primeros rayos del sol.
Todos somos Brama, diría el hindú.
Tú eres yo, y yo soy tú, y juntas somos la tierra,
El cielo, las constelaciones con sus estrellas,
Ángeles en potencia con las semillas del paraíso
Atrapadas en nuestras manos, hechas puños
Que sostienen espadas, esperando a que bajemos
La guardia y las dejemos caer.

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