Tuesday 31 March 2009

Mar Adentro


K. de Barratt


Tengo un mar, adentro, que se rompe
En los puertos escarpados de la cobardía.
Tengo un mar, adentro, que se esfuma
En el vapor de los días iguales.
Tengo un mar adentro, baldío de peces y tritones.
Tengo un mar adentro, que lucha por no morir
Bajo el cambio climático de la vida,
Tirano padre de los desiertos; director de escuela
Para señoritas, donde se encorsetan a las niñas
Salvajes, de pies descalzos y espíritu grande.
Tengo un mar adentro menguándose en charco,
Secándose lentamente, con cada concesión que le doy
A esta verdad, que no es mía, pero en cuyos senderos
Camino, por pusilánime; por no alzar mi machete
Y abrirme caminos hacia lo desconocido.
Tengo un mar, adentro, que sueña con ser océano;
Que quiere ser encaje salado, corriente, ola,
E ir lejos, muy lejos, hasta donde alcance el litoral
Y se expanda el firmamento. Tengo un mar adentro,
Rezando por ser espejo del cielo azul.
Tengo un mar adentro poblado de ganas,
Y si en él, mi miedo naufraga,
Quien sabe si me convierta en Neptuno,
Y mis ambiciones se transformen en arrecifes,
Custodiando las costas de lo mediano,
De lo mediocre, de lo utilitario,
De lo peor es nada -manteniendo a raya
A los dioses de la pequeñez.
Tengo un mar adentro donde flotan, cómo sargazos,
Lo imposible, lo improbable, lo increíble,
Lo inalcanzable, esperando a mutarse en delfines
Y saltar, con el ocaso, a mi realida

Monday 30 March 2009

En la mirada de mi Hija




K.de Barratt


En la mirada de mi hija
La vida es temprana primavera,
Las estrellas, luciérnagas
Colgadas en los cielos,
Esperando a la noche
Para salir a jugar.

En la mirada de mi hija,
Flores y mariposas son
La misma cosa, danzarinas
Coloridas haciendo piruetas
En la grama, en el aire,
En los cristales que ella empaña,
Al descubrir que sus palabras a veces
Son también neblina.

En la mirada de mi hija,
El río, el lago, el mar,
Son piscinas, mundos de
Nereidas y tortugas marinas,
Donde tiburones comen pan.

En la mirada de mi hija,
El tiempo es hoy, aquí,
Ahora; el mañana se reduce a
"Dentro de un momento’ y el ayer
Es solo el recuerdo de unos brazos
Que fueron hechos para abrazarla,
Para ser su cuna, su manta,
Su león y su cordero.
La expresión palpable y absoluta del amor.

La Belleza Canta




K. de Barratt

Mi vientre es como un nido
Donde la belleza canta.
Mi vientre es como un nido
Donde la belleza descansa
Y se despereza,
Planeando las victorias del mañana.
Mi vientre es como un nido
Que abraza el amniótico mar.
La belleza, ondina sin escamas,
Canta encantos a mi sangre
Através del hilo de carne que nos ata,
Canta hechizos a mi alma,
Y me llena los huesos de sortilegios,
Ilusorios, elusivos, ilusiones
De parques, globos, piñatas
En una tarde de domingo.
Y mi vientre es como un nido
Expandiéndose hacia lo eterno.
La belleza se hace faro
En la oscuridad de mi cuerpo
Y entona, golondrina, teclados marinos
Que llevan a mi vida a buen puerto.
Mi vientre es como un nido
Enmarcando jardines y huertos.
Tengo un torrente de luz adentro
Colmándome como copa en bodas de plata.
Y en la estela de mis sueños,
Hay una belleza que canta.

Lo Que Queda




K. de Barratt



Suponte que llega el día de las decisiones.

Suponte que ya no hay más palabras, que las mesas
De negociaciones quedan áridas de panoramas; de teorías;
De planes; de treguas. Que llega el tiempo de guerra,
De arrojarse a la montaña, dejar atrás lo que es querido,
De romperse la espalda y emerger, fusil en mano, listo
Para acabar con el enemigo, para llenar los ríos de sangre
Coagulada, hasta que parezcan gelatina derramada
En un cumpleaños atacado por borrachos.

Suponte que es tu hermano.

Supón que es el que una vez llamaste amigo.
Suponte que es un niño jugando a ser soldado.
Supón que es el vecino con el que viste dibujos animados.
Suponte que es un desconocido.
Supón que ves las lágrimas de su madre.
Supón que escuchas los gemidos de la tuya.
Suponte que es tu casa la que arde.
Supón que los gritos son de tus hijos.

Supón que no te importa.

Que estas listo para sufrir lo necesario,
Para dejar atrás tu lado humano, para
Desgarrarte por esta tierra,
Para sacrificar lo amado.
Y suponte que el aire se hace humo.
Que el suelo se viste de caucho derretido,
De banderas chamuscadas, de estrellas de más,
Estrellas de menos, de azules y rojos,
De gatos y perros, del vientre de la patria
Cruzado a latigazos.

Supón que ganas.

Supón que pierdes.

Supón que no importa, porque lo único que queda al final es muerte.
Supón que te haces héroe. Supón que te conviertes en mártir.
Supón que quedas en el campo de batalla de uno u otro lado.
Lo único que queda es tu muerte, mi hermano. Lo único que queda
Es muerte. Sólo muerte. Nada más que muerte. Muerte.

Y quizás, con suerte, tu nombre en una avenida dentro de veinte años.

Hambre


K.de Barratt
(2009)


Hay hambre de libertad detrás de la puerta cerrada.
Hay hambre de libertad tras las rejas cotidianas.
Hay hambre de libertad en el miedo de la tarde,
Que nos hace huir cómo vampiros y ponernos
Presos en nuestras casas.
Hay hambre de libertad en el reojo de la mirada,
Que rechaza el rifle y la bayoneta
A las puertas de la escuela.
Hay hambre de libertad bajo las luces mortecinas
De oficinas y corredores, donde se muerden
Lápices y palabras para conservar el pan.
Hay hambre de libertad en las urnas,
Hechas burlas y desconfianza, ultima
Morada gris para la esperanza de la paz.
Hay hambre de libertad en las aceras,
Que buscan ser caminos a plazas
Y conciertos dominicales una vez más.
Hay hambre de libertad en los sueños,
Hechos añicos, hogar de arañas gordas,
Que atrapan moscas con migajas de promesas.
Hay hambre de libertad en la honestidad maniatada,
Sustento artificia recompuesto a la fuerza,
Con un poco de mentira y un poco de media verdad.
Hay hambre de libertad:
En los pies llagados por marchas eternas;
En las voces quebradas de tanto gritar;
En los hogares divididos; en las celdas;
En los cementeros comprimidos;
En los ojos vacíos, secos de tanto llorar.
Hay hambre de libertad en la distancia,
En la llanura, ahora amarga, en las plegarias
De madres aterrorizadas, en la sangre que
Se derrama sin héroes, ni venganzas,
Ni justicias, ni minutos silenciados,
Ni medallas de consuelos a huérfanos,
De vida, padres y sueños.
Y el hambre se voltea en si misma
Y se hace hiel, cegando los ojos,
No dejando ver. Y envenena el alma
Con violencia, con ganas de afilar
Cuchillos e ir por el vecino, de destruir,
De acabar, con lo tuyo, lo mío,
Y que esta tierra se la lleve al infierno,
Para así comenzar de nuevo, una vez más.
Y a lo lejos, solo queda rezar.
Suplicar, argumentar,
A quien quiere que escuche,
Para saciar esta hambre de libertad.

El Tiburón





K. de Barrat
(2009)

Frente a las arenas de La Guaira,
Bajo el subyugante sol, mi abuelo
Dice que el tiburón sólo sabe
De hambre, caza, duelo y asolación;
De un dormir sin sueños, ni reposo,
Porque para el tiburón la quietud
Es la cuna de su destrucción.
El tiburón no danza, ni salta, ni saborea,
Ni juega al escondite por las azoteas
De los arrecifes, ni es protagonista
De leyendas marinas, donde dulce doncellas
Se hacen estrellas para coronarlo;
Para quererlo; para salvarlo.
Nadie quiere al tiburón. Nadie encuentra
Bellas alegorías en su aleta asesina,
Preludio de desgarres y mortífero fin.
Y me abuelo, que no es naturalista,
Dice que el tiburón anda por la vida
Rumiando su rabia por no ser delfín.
Bajo el límpido cielo de La Guaira,
En su silla de mimbre, habla el abuelo
Sobre el escualo veloz; sobre su apetito
Rapaz, nunca satisfecho; sobre su férreo
Dominio y su imperio feroz.
Sólo el pez piloto se acerca al tiburón.
Suplicante, el mendigo, soez peón,
Le limpia los dientes y le lame las partes,
Y se hace mudo testigo del desfile de sangre,
Que el hambre insaciable deja detrás del tiburón.
Haciendo desaires al calor de la tarde,
Bajo la carpa serena del gran almendrón,
Mi abuelo se inclina y revela el misterio,
Acertijo conocido por bravos y cobardes:
Hay tiburones de aleta corta que respiran
En el aire, y devoran con furia la paz y el amor.

La Rueca de Gandhi


K.de Barratt

La rueca de Gandhi gira. La espada arcana
Se alza. Tengo el miedo de los tutsis en
El alma; el miedo de El Salvador y Nicaragua;
De reina madre viendo a sus hijos trazar
Rayas en el suelo. Tengo el temor de Sarajevo.
La rueca de Gandhi gira. El fantasma del taita
Cabalga por la sabana; el espectro del catire
Despierta a los arrastra cueros. Las palabras de paz
Se disfrazan de bufones necios; de mimos de prístina
Y albina faz, que nadie logra realmente escuchar.
Tengo el terror de Kali marcado en la frente;
De subcontinentes partidos con cuchillos mortales,
Hindúes y musulmanes en las fronteras de Kashmira.
La rueca de Gandhi gira. El tiburón bate las aguas,
Y las sardinas se enredan en las lenguas de las algas,
Que juegan a ser Ganhis Khan. Tamborilean tambores
En los oídos, hartos ya de tanta farsa, de tanta espera,
De tanta marea baja que nunca llega, que no arrastra
El tesoro perdido que todos anhelan. Y los tambores
Entonan cantos de hechiceras: de héroes antiguos
Y antiguas leyendas, de la bravura andina y el grito
Indiano y el plomo español y el escudo africano.
Todo se revuelve en huracán de calor, en un monstruo
Multicolor, sediento de destrucción.
La rueca de Gandhi gira. Se agitan las palomas
Encarceladas en la jaula del desengaño.
El tiburón sonríe, oliendo la sangre. Las sardinas
Se unen, buscando ser ballena. Y dentro de mí,
El espíritu de Mandela se alza, aterrorizado,
Ante la tormenta que tras de la desilusión se cuela.
Las huestes de Po tientan cual rameras a los chicos
De la escuela, que buscan piedras con que pelear.
La rueca de Gandhi gira. Lanzas escarlatas
Pespuntean la madrugada. Mujeres de blanco,
Tomadas de los brazos, se deslizan cómo rosarios
Por las calles bordadas de azul marino y oliva militar.
Armadas de pailas, pancartas y banderas, caminan,
Hermanas, en un último acto de fe, en una última
Danza de esperanza. Redoblan los tambores; gimen
Las gaitas. Palmas púberes se alzan; manos que son
Cómo una bandada de aves blancas. Un anciano
Sin camisa se coloca delante de los muchachos.
Algo centellea en la mirada del soldado. Respira
Profundo el policía. Prepara el tiburón su dentellada.
La rueca de Gandhi gira. Y afinando su telescópica mira,
El franco tirador se coloca rodilla al suelo sobre alta balaustrada.

Tuesday 24 March 2009

El Cielo Secreto



K. de Barratt

Si te mueves lento, tan lento que te fundes en el aire,
Y los bordes se te borran y te expandes
Y te abres y te deshaces en átomos,
Que son cómo nebulosa con soles, asteroides y planetas
Y quizás verdes plantas, bajo azules firmamentos,
Y tal vez ríos serpentinos, tan claros que parecen plata,
Y niños minúsculos y descalzos
Corriendo por la hierba húmeda que eres tú,
Porque tú eres su universo,
Y cuando te hinchas de amor es cómo
Rosadas olas bajando del cosmos, cómo hadas,
Cómo ángeles, cómo anhelos pintándolo todo,
Llenándolo todo de ti mismo, de tu calidez,
De lo sublime que hay en ti, sumergiendo
En calidoscopios de cariños a los niños que en ti habitan,
Unidos por vibraciones y reverberaciones
Que nos recuerdan que no existe nada sólido,
Solo una danza sempiterna de materia oscura y
Realidades quánticas, de neutrones y protones,
De dioses y hombres, acercándose, alejándose,
Rozándose a veces. Tocándose en momentos de éxtasis.
Respirando el mismo sentimiento, bebiéndolo,
Absorbiéndolo en fusiones nucleares que destruyen y crean.
Si te mueves lento, quizás descubras
Que vives en una molécula y flotas como sueño
En la creación, bañada por una fuente
Inextinguible de amor, sin cuna ni comienzo,
Que vive y se multiplica en tu amor,
Que es leche materna en tus labios y cae cómo
Blanquecina Vía Láctea sobre los cielos
Del infinito que eres tú.
Si te mueves lento.
Y te vistes de silencio.
Y dejas libre la mirada.
Y rompes las fronteras de lo que es.
Y abres las trancas de tu corazón,
Sin condiciones.
Y te entregas a la vida sin disculpas.
Y cual fénix dejas que la llama
Dentro de tu espíritu te forje en fuego,
Te haga cenizas blanquecinas y luego
Ave cantarina de radiante plumaje,
Y comprendes que eres germen, savia,
Manantial existencial de los niños del universo,
Entonces jamás caminarás en la soledad,
Ni creerás en la mentira del desamor

En Casa


K.de Barratt

Amarte es como un vértigo.
Cómo una embriagues agridulce
De la gloria y lo cotidiano.
Amarte es rendirme sin vergüenza;
Quitarme las sandalias y declarar
Tu territorio sagrado; tatuarte con tinta
De afanes en cada surco de mi corazón.
Amarte es preñarme de tus sueños.
Es hacerme diosa primordial,
Deseosa de poner tu cabeza sobre mi pecho.
Es querer ser seda y pluma y leño
En chimenea, a medio arder,
El calor de la tarde tras cortinas cerradas.
Es querer ser leche y pan y fruta fresca
Entre tus labios, saboreándome.
Es empuñar mi daga y luchar tus guerras;
Es crear paraísos entre el circulo de mis brazos,
Y ser paz serena para tu reposo,
Tentación eterna para tu fervor.
Amarte es golpearme la cabeza
Y olvidar mis confines.
Es seguirte, detenerte, empujarte, guiarte.
Es hacerme brújula en donde tú eres el norte.
Es hacerme jardín a la espera de tu primavera.
Amarte es perderme y encontrarme,
Desdibujarme y pintarme de nuevo
Con los colores de tu mirada.
Amarte es comprender que no tengo
Que cortar mis alas, porque ellas
Abanican la brisa de tus empeños.
Amarte es nunca tener que luchar de nuevo.
Es dormitar sobre tu cuerpo...
Y saber que al fin estoy en casa.

Thursday 19 March 2009

Ganas Gitanas




K. de Barratt


Con ganas gitanas ando.
Con ganas de empacarlo todo
Y lanzarme a la aventura, a la locura de
Los veinte años que se me olvidó vivir.
A ese andar desenfadado que lo cree todo,
Lo aguanta todo, lo espera todo,
Porque la vida es aun fastuosa primavera,
Las tormentas travesuras húmedas
Bajos las cuales correr, medio alocada,
Medio desnuda, ajena a rayos
Y hierba mojada, consciente tan solo
Del frío perfecto de las gotas que son
Cómo acupuntura, despertando
Energías dormidas, desconocidas,
Atrapadas en el fondo secreto
De la caja de Pandora.

Y si me lanzo a la locura ¿lo hago sola
O tomada de tu mano?
¿Caminarás conmigo
Por esos puentes colgantes de la existencia,
Serpientes de madera que son cómo mujeres
Arcanas de podridos dientes, cuya sonrisa,
Sin embargo, nos inspiran a cruzar
Precipicios, hacer peripecias sobre maderos
Milenarios, a ver si lo logramos
Y llegamos al otro lado, a la cumbre
Del Machu Pichu...correrás conmigo
Una ultima vez antes de rendirme a lo
Venerable y predecible, preludio de la vejez?

Ven amor mío, huyamos de nuevo y culpemos
Después al lado oscuro de luna. A las hormonas;
A la andropausia; a la esquizofrenia momentánea
De la cuarentena; a las luz de las estrellas
Que nos pintaron horizontes de plata
En la mirada; al perfume de jazmines
Que mi cuerpo aun emana; a los músculos
Deseosos de hazañas que bajo tu piel aun se
Dibujan; al llamado cósmico de algún
Incorpóreo guía espiritual; a la practica del tantra;
A la crisis económica mundial.
O a esa fiebre pasionara que aun me provocas,
Que me abraza y desata el corsé de mi madurez,
Haciéndolo a un lado, para dejarme descubierta
Ante la materia oscura de tu universo.
Anda. Dame un beso y vente conmigo.
Lejos.

Atémonos la niña a la cintura y
Seamos pioneros. Caminantes sin caminos,
Cartógrafos de nuevas geografías.
Y veámosla correr sin camisa entre los linderos
De la libertad. Nuestra Mowgli femenina; nívea
Isadora Duncan en miniatura bailando
En las ruinas de un templo romano,
O bajo la sombra del Ahuyan-Tepuy,
Medio lince, medio orquídea,
Saboreando el delirio dorado
Que nos hace humanos. Ven.
Vámonos. Ligeros de equipaje,
Libres de expectativas, un día, todos
Los días, el misterio del cosmos,
Abrazados. Gitanos sin carrozas.
Sobrevivientes de las dunas de la vida,
Saciando, finalmente, nuestra sed.

Angeles en Potencia



K.de Barrat

¿Y si en el silencio descubrimos que tenemos alas?
Que la voz en el viento es nuestra; la voz
Del tiempo, de las libélulas, de las bacterias
En el caldo de cultivo, cuna
De la vida primigenia; la voz de los maóris
Y de los egipcios; la voz indígena con
Acentos de orquídeas floreciendo en
El altiplano de la tierra eterna; la voz
Del hielo andino y de el café parisino
A finales del 19, con Picasso pintando gatos
Y mozuelas, retorciéndolos en uno para
Descubrir que al final son –somos-
Lo mismo.

¿Y si al mirarte a ti me viera en tus genes
Juguetones, tratando de despistarme al arreglarse
Casi igual, pero no exactamente, a ver si caigo
Y me confundo y me creo que eres diferente,
Que tu éxtasis no es cómo el mío, ni tus
Ansias vuelan cómo las mías, ni el amor
A tus hijos es cómo ese fuego que me quema y
Acaricia al ver al mío dormido?

Camino por donde andas, en sueños todavía
No vistos tras tus pestañas cerradas.
Todo es todo, dijo el hippie entre el humo
De la hierba psicodélica de los sesentas.
¿No son mis sueños tus esperanzas?
¿No son tus anhelos mis metas?
¿Por qué la pelea, mi hermana?
¿Por qué la rabia? ¿Por qué ese volcán en mis
Entrañas cuando rehúsas ver el color de mi
Arco iris? ¿Por qué tus lágrimas frustradas
Cuando no camino al ritmo de tu canción?
Tú quieres tu paz. Yo deseo acabar mi guerra.
Tus dedos son espejos de los míos, arrancando
Malas hierbas al borde del camino, bajo los
Maizales y los duraznos en flor, a la orilla
Del río padre de aguas vivas que se resbala por los
Labios de nuestros hijos, los tuyos y los míos,
Sedientos de querencias y terruños.

¿Y si bajamos las banderas y declaramos una tregua,
Y con el pasar del humo y la acides de la pólvora
Nos damos cuentas que tenemos alas, ambas dos,
Inclusive? Que no hay demonios de largos dientes
Que destruir, ni monstruos jorobados bajo el puente,
Ni nada realmente diferente más que el juego
De las circunstancias y la genética
Sobre tu rostro y el mío, ojos que al final son ojos,
Visiones que al final son etéreas emanaciones
De flores congeladas en alma, esperando surgir
Con los primeros rayos del sol.
Todos somos Brama, diría el hindú.
Tú eres yo, y yo soy tú, y juntas somos la tierra,
El cielo, las constelaciones con sus estrellas,
Ángeles en potencia con las semillas del paraíso
Atrapadas en nuestras manos, hechas puños
Que sostienen espadas, esperando a que bajemos
La guardia y las dejemos caer.

Tuesday 17 March 2009

El Mundo Gira


K. de Barratt


Y así fue que terminé en el bar,

En busca de la nada,

Tan parecida a la muerte que

Se cuelga a mi alma miedosa,

Cobarde, incapaz de dar el último salto.

El telegrama seguía en mi mano,

Ahora parte de mi piel,

Las palabras tatuadas en mi mente,

Esculpidas con cincel de fuego.

El ha muerto y sin embargo, yo aun respiro.

Qué extraño.

Que increíblemente extraordinaria es la terquedad

De algunos órganos humanos,

Como los pulmones, chupando indiferentes el aire

Rancio y gris a mi alrededor.

O el corazón.

Maldito traidor, egoísta,

Demasiado ocupado en irrigar sangre por mi cuerpo

Para hacer lo esperado y dejar de latir.

Así que sigo aquí,

Ocupando mi espacio designado.

El ha muerto y el mundo gira; el humo aun

Escapa de cigarrillos medio mordidos, medio besados,

Que desafían la gravedad sobre labios medio

Húmedos, medio amargados. Enamorados, quizás.

La novela humana continua, impávida ante su ausencia,

Ahora sí eterna.

Paco alza la mirada, curioso. Y casi se me escapa;

Casi le grito que él ha muerto, que no está, que sus restos

Se han perdido en algún lugar del frente. Pero hay guerra.

Y Paco esta cansado.

De esperanzas huecas y vidas truncadas y ya otra

Ha pintado de lagrimas la barra que él tendrá que limpiar.

Pacientemente. Me ofrece una copa de vino. Tinto y cálido.

Cómo la sangre. Cómo los besos en noches de despedidas.

La tomo lentamente. Mañana habrá otro día. Y luego otro. Y el siguiente.

El ha muerto y alguien ríe al otro lado del bar.

En otros tiempos su vacío habría creado aspavientos.

Pero donde hay guerras, hay viudas.

Regresos que no se dan.

Historias que jamás terminan.

El ha muerto. Y el mundo gira.


Benditas Sean Las Lagartijas



K. de Barratt

¿Y si un día nos llega el tiempo de amar a las lagartijas?

¿Habrán nuestros corazones sanado lo suficiente

De sus heridas, como para mirar las espinas del

Pasado y ver en las puntas rosas?

Se habrán secado nuestras lágrimas a perlas,

Cuentas luminosas paridas del dolor y el sufrimiento

De calladas ostras, hermanas submarinas de nuestras

Desdichas, de los gritos que nos mordimos, que nos

Ahogamos dentro del alma para que

El tiempo y el perdón los bañaran de nácar,

Y los hicieran collares de experiencias, fotos

Polaroid que se desvanecen con los años y

Se tornan sepia; bruma; sombras y figuras matizadas

De nostalgias, no por el dolor, si no por la inocencia

De aquello que fuimos: niñas perseguidas por

Dragones de afilados dientes, que ahora la vida

Ha reducido a blancas lagartijas, flacas, escurridizas,

Tan chiquitas que da pena aplastarlas; tan débiles

Que sólo inspiran compasión. Entonces es cierto.

El tiempo llegó de amar a las lagartijas,

Porque de las heridas que dejaron

Ha florecido el amor. La paz.

El consuelo, la sabiduría.

Bendita sean, pues, las lagartijas,

Que nos hicieron guerreras peregrinas,

Vencedoras de la suerte

Y discípulas del perdón.

Benditas sean las lagartijas

Que nos tallaron en la mujer de hoy.

Benditas sean las lagartijas

Que en su momento fueron dragón,

Porque de princesa prisionera nos transformaron

En nuestra propia salvación.

Soltémoslas pues, dejémoslas correr

A sus rincones, a sus esquinas enmohecidas.

Que nosotras, las hijas de la luz, caminamos bajo sol.




Verde Provenzal


K. de Barratt

Soy una gota que sueña con la lluvia.

Orca encerrada en tanque de cristal.

Y como flor, en grieta parisina,

Sueño con praderas anchas, verde provenzal.

Soy trucha hastiada, siguiendo la corriente.

Cangrejo ermitaño atrapado en la vecindad.

Soy el silencio, que vuela cómo ausente,

En medio de las voces apiñadas de esta rígida ciudad.

Y cómo barco de papel, espero riachuelos,

Que el alcantarillado se empeña en tragar.

Y me hago fantasma sepia, haciendo crucigramas,

En esta casa urbana, en donde nadie nunca está.

Soy niña buena, fantaseando con helados,

Que la nutricionista me ha decidido negar.

Y estoy cansada de tantas negaciones

-Estoy harta ya, de esta media libertad.

Quiero praderas con lluvias sobre mares.

Quiero expandirme en la inmensidad.

Ser granjero galo paseando con mis perros,

Liberada del mundo, por mi verde provenzal.