Monday 19 January 2009

La Vida es Sueño


¿Qué tienen en común Buda y Calderón de la Barca; Shakespeare y los hinduistas; los guionistas de las películas “El Último Héroe” y “Matriz” con un físico norteamericano llamado Craig Hogan? Pues que palabras más, palabras menos, todos creen que el mundo es una ilusión, y nosotros simple actores, alternando entre el papel del protagonista de la historia con el del extra en el fondo del bar. Porque de acuerdo con la revista NewScientist del 17 de enero del 2009, “somos hologramas proyectados desde el borde del universo”.

En estos momentos en Alemania, se está llevando a cabo un experimento, conocido con el nada poético nombre de GEO600, el cual, según Hogan, ha encontrado de manera accidental “el límite fundamental del espacio-tiempo –el punto en donde el espacio-tiempo deja de comportarse como la fluida continuidad descrita por Einstein y se disuelve en granos, cómo cuando una ve muy de cerca una foto en un periódico…” (pág.24). Hogan remata diciendo: “Si el resultado del GEO600 es el que espero, entonces todos vivimos un un gigantesco holograma cósmico.” Y luego el reportero explica el porqué de esta afirmación –explicación que comprendí a medias y probablemente con errores.

Genio y figura hasta la sepultura, ninguno de los científicos en el artículo se pone a meditar en el significado que esta realidad tendría para la humanidad, en su continua búsqueda de un “porqué” y “para qué” universal que explique la razón de su existencia. Supongo que para ello tendré que buscar una revista titulada “Filósofo de Sofá” o algo parecido. Lo que si quiero traer a colación es que esta idea no es nueva. Sólo que la primera vez que la oí o leí al respecto no fue en los círculos científicos, sino en los de la ciencia ficción, los espirituales y los religiosos. La piedra angular de las religiones y filosofías orientales es la creencia de que la vida (y por ende el sufrimiento) es una ilusión y por tanto todas ellas hablan de un despertar, de una cobra de consciencia, que permita a los iniciados ver que esta realidad no es sólida y absoluta (algo que la ciencia moderna ya ha comprobado). Esta visión de la existencia ha hecho reír a muchos monoteístas conservadores, que no fallan en responder diciendo algo cómo “lánzate de un edificio a ver si el suelo es ilusión o no”, pero que no ven contradicción en su creencias, de acuerdo con las cuales, rezos a la estatua de una virgen o las palabras de un pastor invocando al espíritu santo, logran la sanación de un enfermo (rompiendo la ilusión de enfermedad, quizás). En el medio esotérico/espiritual, esta idea también es muy conocida y de ella parte mucha de las ideas expuestas en El Secreto y en Conversaciones con Dios.

Para los que no está en una onda científica, religiosa o esotérica, la mejor manera de entender el lado humano del holograma cósmico, es viendo cine y TV. Si han visto Viajes a las Estrellas, La Segunda Generación, sabrán que un holograma es una proyección que engaña a los sentidos y da la impresión de ser tridimensiona, siguiendo las pautas de una programa computarizadol. En la serie, la ilusión es tan perfecta, que si no se apaga el programa, es difícil saber quien es humano o no. Los creadores de Viaje a las Estrellas exploraron con más profundidad las implicaciones del holograma en la serie Voyager.

En un episodio, el personal de la nave encuentra una aldea donde la gente está desapareciendo sin motivo aparente. La aldea se encuentra ubicada en el único lugar habitable de este planeta y hay limites específicos que la gente no debe cruzar, porque de hacerlo mueren. Al final descubre que, con excepción de uno (el creador del programa), todos los aldeanos y la aldea en si, son hologramas, sin consciencia de su verdadera naturaleza. Las desapariciones ocurrieron por una falla en el sistema. Los tripulantes le dicen al creador que ellos pueden arreglar la falla, pero, de forma que no ocurra de nuevo, los hologramas deben saber la verdad, para que no vuelvan a dañar accidentalmente el sistema. El creador duda, porque no sabe como reaccionarán los hologramas, pero al final decide confiar. Se arregla la falla, la aldea y su gente reaparecen y después de algunos momentos de conflicto existencial, los hologramas aceptan su realidad y continúan viviendo la vida pacífica y feliz que siempre habían conocido -particularmente al comprender que, si bien es cierto que el creador instaló en ellos lo básico de su personalidad, ésta se desarrolló gracias a sus acciones, sus vivencias, las ideas que surgieron de sus experiencias y los sentimientos que nacieron del día a día.

El tema del holograma continua en Voyager en el personaje del doctor, un holograma colocado en la hospital de la nave para casos de emergencia. Con el pasar del tiempo, el “programa” del doctor adquiere personalidad, ideas propia, moral y finalmente consciencia sobre si mismo, hasta el punto de que pude salir del área médica y romper los límites que su naturaleza holográfica inicialmente le imponen. Y he aquí donde pienso que el holograma cobra significado en nuestra vida.

Cualquiera que haya visto la película Matriz, sabe que el héroe, Neo, al descubrir que el mundo a su alrededor no es la “verdad-verdadera”, logra manipular la ilusión a su favor y obtiene poderes casi divinos y ciertamente meta-humanos. Neo representa tal vez al Yogi , al Buda, incluso a lo que algunos llaman la Consciencia Crística. Pero quizás Neo no sea el mejor ejemplo para el resto de nosotros, humildes mortales, al contrario de, digamos, Arnold Shawzzenegger.

A principios de los 90, Arnie filmó lo que podríamos calificar como su primer gran fracaso taquillero “El Último Héroe”. En la trama, un niño fanático de las películas de Shawzzeneger entra de forma mágica a un film, para conocer a un ficticio policía, encarnado por Arnie. Así como el niño entra a la realidad de la película, el detective eventualmente sale de ella, y llega a la nuestra, para descubrir que no es más que un personaje, la creación de un escritor que lo ha puesto en una situación en particular para que realice acciones específicas. Y he aquí la lección: el detective se rebela y dice que NO. Que tal vez para los demás será un simple film, pero para él es su vida y va a vivirla de acuerdo a sus propios deseos; que va a dejar de sufrir por el hijo muerto; que va a dejar de culpar a su esposa por el fracaso matrimonial; que va a dejar de ser el hombre violento que alguien imaginó y va a comenzar a ser el hombre que él en verdad quiere ser. En otras palabras, el holograma despertó y decidió cambiar su programa.

Tal vez sea otro caso del Patito de Hule (ver mi post Collar de Perlas), pero en el medio audiovisual los ejemplos son cada vez comunes. En Shrek, el ogro explica a un confundido y adolescente rey Arturo, que uno no tiene que ser lo que los demás (léase la sociedad, familia, circunstancias, religión, política -es decir, el programa) dicen que uno es. Este a su vez le dice a los villanos que el que te llamen monstruo, no te hace necesariamente uno -a menos que tú lo creas y lo aceptes. En un show de TV que ve mi hija de 4 años, llamado Super Why, personajes de cuentos infantiles no pueden dejar de llevar a cabo una acción (llorar, rugir, pelear, dormir) porque “así lo dice mi historia”. ¿La solución? Cambiar la historia. Así que si el cuento dice el “lobo se come a la abuelita”, los héroes de Super Why cambian las palabras a “el lobo toma té con la abuelita” y liberan a los personajes de la tiranía de la predestinación.

El juego virtual Segunda Vida también sirve de ejemplo. Imaginen que crean a su personaje, con todas sus virtudes y defectos, y comienzan a jugar o interactuar con las demás personas y sus personajes en el mundo paralelo. Ahora, imaginen que el Pedro que vive en Caracas, está tan engrosado con su Roberto, un jugador de baseball en un Nueva York virtual, que por un momento (que bien pudiera ser una eternidad) se olvida que está en un tercer piso en la urbanización La Paz y realmente, o por lo menos para su consciencia, se encuentra en territorio Yanqui. ¿Quiere decir esto que el pobre Pedro está atrapado por siempre en el estadio? No. En algún momento alguien o algo (el teléfono, la mamá llamándolo a comer) le recordará su realidad. O, si se siente infeliz con su juego, Pedro (alias Roberto) sencillamente cambiará el programa.

Por los momentos, la noticia sobre el hologram probablemente genere diferentes reacciones. Para el científico, se necesitará más información y años de estudio antes de aceptar, de manera firme, al holograma cósmico como una “realidad”. Para el monoteísta, toda la cuestión será un absurdo o tendrá que replantearse sus creencias y verlas desde otro punto de vista. Los pertenecientes a religiones orientales asentirán suavemente. Los espirituales y seguidores de la Nueva Era posiblemmente sonreirán cómo el gato que se comió al canario y los filósofos se frotarán las manos, felices ante este nuevo reto. Quizás para el resto la cuestión sea un poco –o muy- confusa. Pero con todos los problemas existenciales que la perspectiva del holograma cósmico pueda despertar, las posibilidades de libertad que conlleva, compensan cualquier espera, esfuerzo o decepción.


4 comments:

  1. También está Nivel 13, Desafío Total, JAJAJAJAJA
    Hay muchos obras. Imposible de enumerar

    La verdad es que desde el barroco el tema está bastante manoseado.

    Yo la verdad creo que como decía Philip k Dick (si mal no recuerdo) la realidad es aquello que, cuando dejamos de creer en ella, no desaparece.

    Saludos

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  2. Estoy de acuerdo. Si jamas hubieramos escuchado sobre hologramas y dimensiones, solo bastaria contemplar el mundo a nuestro alrededor para ver que cada quien vive en su propio mundo. Que sabe de la soledad de la fea la chica bonita y popular de la escuela? Para una la experiencia sera frustrante,para la otra un lindo recuerdo a atesorar. Creo que lo importante es vivir la experiencia (realidad) pero no dejarnos definir por ella.

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  3. Puesto que me "sigues" te seguiré... A ver si nos dejamos cosas que nos ayuden a crecer mutuamente.
    Acerca de lo que dices, sólo puedo decir que no se pueden deducir realidades efectivas de una especulación, aunque sí construir supuestos que pueden ser muy artísticos... y perturbadores.
    Un saludo.

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