Saturday 12 December 2009

El Pollito y El Gran Cambio


“La voz del pueblo es la voz de Dios”, dicen por ahí y aunque yo no comparto un cien por ciento este pensamiento, si creo que hay mucha verdad en algunos dichos populares, como, por ejemplo, “El Pez Muere Por La Boca”. Hace poco publique un escrito sobre el 2012 y las profecías sobre el fin del mundo. Y luego, hace un par de días, me pasó algo al estilo de Chicken Liken, o el pollito que le cayó el cielo sobre la cabeza. Para los que no recuerdan esta historia, a un pollito le cae un pedazo de tejado sobre la testa, y, joven al fin, pensó que era parte del firmamento y que el mundo se estaba acabando y todos los animales de la granja se unieron a su histeria, hasta que uno (el conejo, creo) los hizo pensar y descifró lo que había ocurrido. En la versión Disney, han pasado algunos años del hecho, el pollito es el hazme reír del pueblo y eventualmente resulta que tenia razón, de cierta manera. Unos extraterrestre habían visitado la tierra en una maquina que crea ilusiones ópticas y lo que Chicken Licken pensó que era el cielo fue un pedazo de nave.

Pues algo parecido me pasó hace unos cuatro días. Saliendo del gimnasio al mediodía, por alguna razón mire hacia arriba y ahí, en el cielo, había dos soles. Ahora, esto no fue como cuando se ve a la luna en pleno día: este era un sol refulgente, más pequeño que el sol original, con una sombra rojiza a un lado. Tampoco fue un efecto de mi mente, porque lo vi por unos buenos cinco minutos, mientras rodábamos en el carro hacia al apartamento. Yo le decía a Martin que parara el auto y viera la cuestión y él, hombre al fin, me salió con una de lógica, que si el carro y el trafico y la posibilidad de un choque. Así que cuando por fin llegamos a nuestro estacionamiento, ya los edificios nos bloqueaban la vista.

En el fondo de mi mente algo me decía que yo había leído algo sobre dos soles, pero no recordaba qué. Por tanto me metí en internet y claro, me salió de todo: desde una vidente que cuando se comunica con la virgen todo el mundo ve dos soles hasta el planeta X, que según las profecías sumerias, visita a la tierra cada 3400 años y crea desastres naturales. Pero peor fue cuando visité Youtube y vi imágenes exactas a las que yo había visto.

Lo cierto es que pasé dos días pegada a la computadora, leyendo sitios a favor de un fin de mundo para el 2012 y los que estaban en contra; viendo diferentes imágenes de los dos soles; y tratando de decidir si lo lo que necesiaba era un psiquiatra o comenzar a entrenarme como Sara Connor en Terminator 2. Afortunadamente, leyendo los comentarios en uno de los sitios de Youtube, alguien comento que la imagen de los dos soles era en realidad un parhelio o sundog (Perro del sol). Así que rauda y veloz abrí una ventana y me metí a wiki pedía. Resulta que un parhelio es un reflejo del sol que ocurre cuando hay cristales de hielo en el aire que tienen forma hexagonal y se encuentran a 22 grados del sol. Estos cristales actúan como un espejo y reflejan una versión mas pequeña del astro rey y a veces ocurre uno a cada lado, dando la impresión que hay tres soles en el cielo.

Después del alivio, vino la reflexión. Una de las cosas que me llamó la atención de los sitios que buscaban demostrar que la profecía del 2012 no tenia gran base, fue que todos, al final, admitían que estamos viviendo un momento de grandes cambios, no solo climatológicos, si no políticos, económicos y culturales y que probablemente deberíamos prepararnos de maneras practicas. Entre las recomendaciones estaba tener suficientes víveres en la casa para poder sobrevivir al menos un mes. Aunque a primera vista parezca medio exagerado, basta ver ejemplos como los de aquí en Inglaterra, con las inundaciones de Cumbria. Con la caída de los puentes, la gente quedó aislada y al cuarto día hubo que mandar comida por helicóptero. Ahora, el gobierno ingles es mas o menos confiable, pero ¿podemos decir lo mismo de todos los gobiernos? A veces el problema es tan grande que algunos gobiernos sencillamente no se dan abasto; otras veces el gobierno es ineficaz y a menudo hay una combinación de ambos casos. Quizás este llegando la hora de ser responsables por nosotros mismos.

Esto me lleva a otras ideas. Algunas las expuse en el primer escrito pero vamos a ahondar un poco. Empecemos con el consumismo. El hecho es que, por diversos factores, la comida y las cosas van a costar más cada año. Aquí el gobierno ha instalado una campaña contra el malgasto de comida (un poco como aquella de los 80 en Venezuela, donde nos decían como hacer tortitas con el arroz sobrante de la comida anterior); la gente con patios y jardines están comenzando a guardar el agua de lluvia para poder usarla en verano, cuando muchas veces prohíben usar el agua de chorro para regar las matas; la crisis económica ha hecho que muchos vean a las tienda de caridad como un lugar “chic” para encontrar “vintage” o ropa retro. Viendo videos de Estados Unidos, he descubierto que mucha gente ha comenzado a desempolvar técnicas de conservación de alimentos más allá de la refrigeración. De la misma manera, se esta poniendo de moda cosas como tejer y coser (hay kits para niña de lo más cuchi) y hacer pan. Y ni hablar de la idea de cultivar tus propios vegetales, no solo como alimento si no como medicina –algo que pienso que los venezolanos deberías a comenzar a pensar seriamente.

Otro punto que mucha gente, creyente del fin del mundo o no, hace hincapié es en la necesidad de crear redes de apoyo locales. Muchos, particularmente si vivimos en ciudades, nos hemos ido aislando y aunque tengamos amigos, no hemos hecho planes de contingencia, algo así como “si llego tarde quien me puede recoger a los niños” o “si la vecina de 80 años se enferma quien le va a meter la mano”. Si hay un problema climatológico, ¿hay un punto de reunión en donde vecinos y familia se puedan encontrar para asegurarse que todos están bien? En los 80s conocí a una señora que tenía una especie de club con sus amigas y entre todas literalmente compraban una vaca: hablaban con un criador o iban a un matadero y se dividían los cortes entre ellas y les salía más económicos que ir a la carnicería. Igualmente hacían compras al mayor juntas y ahorraban mucho dinero. Esto, pienso seria una buena idea para todos, al igual (y esto no va a ser fácil) como sencillamente comer menos. Las personas del siglo 21nos hemos acostumbrado ha abrir la nevera y sacar comida en cualquier momento. Y estemos claros (y lo digo al estilo mea culpa), no necesitamos la mitad de lo que nos metemos a la boca.

En cierta forma es regresar a esa época, quizás de nuestra niñez o la de nuestros padres, en que se tenia lo suficiente con uno que otro lujo, pero no se daba por sentado que siempre íbamos a tener lo que queríamos: en que la ropa, zapatos, juguetes nuevos se compraban en diciembre y duraban todo el año; en que los vecinos y las familias se cuidaban los unos a los otros y se brindaban apoyo moral y practico. En que los vestidos no se botaban a las primeras de cambio, si no que se remodelaban o zurcían o se hacían en casa o se pasaban, sin grandes traumas, de una persona a otra.

Nos guste o no (y sugiero que aprendamos a que nos guste), vamos para un mundo que nos va a exigir frugalidad en ciertos aspectos; autosuficiencia en otros. Para el común de los mortales, es bastante probable que el mañana vea el triunfo de la bicicleta, no del carro volador al estilo de los Supersónicos. Que regresemos al fastidio de llevar la botella vacía de Pepsi para comprar una nueva- y probablemente la de aceite, leche y pare usted de contar; que sin llegar a los extremos de Sara Connor, tengamos que adquirir ciertas habilidades de supervivencia, desde distinguir los frutos salvajes comestibles de los venenosos a recordar para que es que se usa la hoja de llantén. Quizás en el futuro la moneda de cambio no sea el dólar ni el euro, si no semillas y regresemos a la tradición de familias extendidas viviendo en una misma casa. Y esto me trae a una última idea, para cerrar esta reflexión.

Donde quiera que mires en las profesáis para el 2012, hay algo que se repite una y otra vez: la necesidad de crecer en la ética, la espiritualidad y el amor. Sin meternos en ideas esotéricas ni filosóficas, se puede ver, de manera practica, la necesidad de esto. Si vamos a tener que abandonar mucho de nuesta comodida material, vamos a necesitar de algo que lo compense; si vamos a tener que estar mas en contacto con familia y otras personas, es mejor hacerlo desde el amor y la harmonia; si en serio vamos a vivir en un mundo convulsionado, nuestra ética tiene que estar por sobre miedos, pasiones y ambiciones, porque solo así podernos defender nuestra humanidad; si nos vamos a enfrentar a desastres naturales, económicos y/o políticos, necesitamos de la fortaleza que solo la espiritualidad ofrece. Y como decía el curita de Radio Rochela, tenemos que hacerlo todo con “Amooooooor”

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