Tuesday 28 April 2009

Los Egipcios…creadores de la moral y el cielo?



Milenios antes de que Moisés bajara de la montaña, ya los egipcios sabían que el que pecaba no iba al cielo.

Gracias a Hollywood y a Cleopatra, la imagen que tenemos de los egipcios es la de un pueblo inmoral, cruel, esclavizante, de ritos obscuros y demoniacos capaz de resucitar a una malvada momia para amargarle la vida a los inocentes científicos occidentales. Afortunadamente, historiadores y arqueólogos han avanzado con los tiempos, no solo a nivel científico, si no también moral y ahora estudian la civilización egipcia sin tantos prejuicios y tratando de no amoldar sus descubrimientos a los que otros sectores han dado por sentado sobre las gentes del Nilo.

Como comenté hace algunos meses, decidí retomar mi amor por la historia y enfocarla esta vez hacia el antiguo Egipto. Y lo que he encontrado hasta ahora ha sido fascinante. Para empezar, el antiguo Egipto fue una de las civilizaciones más prosperas de la historia, en donde la riqueza llegó incluso hasta las clases bajas, así que si bien es cierto que había personas de humildes recursos, su calidad de vida era muy superior a las de otras personas de su misma clase en otras grandes civilizaciones a través del tiempo. Las mujeres, si bien no totalmente liberadas, tenían muchos más derechos sobre su propiedad y persona que otras féminas en el mundo antiguo. Culturalmente, Egipto tuvo la cualidad de tomar lo mejor de sus inmigrantes y conquistadores, influyendo al mismo tiempo a los extranjeros, hasta amalgamarlos al estilo de vida y pensamiento egipcio.

Creo que lo que más me llamó la atención fue la religión. En la mitología del antiguo Egipto, existía una especie de sagrada familia, constituida por Osiris (padre), Isis (madre) y Horus (hijo). Isis concibió a Horus a través del espíritu de Osiris y durante la infancia de Horus, tuvo que huir con el bebé en brazos porque el malvado Seth quería matarlo para que no ascendiera al trono. Eventualmente Horus vence y con el tiempo se funde con Ra, el sol y dios supremo. Los egipcios imaginaron una vida después de la vida que suena muy familiar, miles de años antes de que los judíos aparecieran en el mapa. En vida, los egipcios tenían una serie de mandamientos que cumplir, que incluían el no mentir, no robar, no asesinar, no envidiar, no fornicar, no insultar a dios, no ser mal agradecido ni refunfuñón, no causar sufrimiento por causas injustas, etc. Así mismo, había ciertas actividades que complacían a los dioses, así que en estelas funerarias reales, los faraones se vanaglorian de haber dado agua al sediento, comida al hambriento, ropa al desnudo, casa al desamparado; de haber sido padre para los huérfanos, esposo para las viudas e hijos para los ancianos. Si bien es cierto que la familia real practicó el incesto cómo una manera de mantener la pureza de la sangre que los unía a los dioses, al parecer la costumbre no se consideraba pecado para la época, no sólo en Egipto, sino en otras partes. Por ejemplo, el patriarca Abraham estaba casado con su media hermana Sara…y Jehová jamás le criticó la cuestión, sino que lo premió con una nación.

Una vez muertos, los egipcios pasaban por una especie de purgatorio, una serie de pruebas que debían pasar para llegar mas rápido al juicio y para las cuales se habían preparado en vida. Una vez superadas estas pruebas, el alma en forma de pájaro con la cara del difunto, llegaba a la gran sala de los dioses. Ahí había una balanza y antes de pesar el corazón del difunto este declaraba todo lo bueno que había hecho y la diosa Ma’at, diosa de la verdad, verificaba que sus palabras fueran ciertas. Entonces se colocaba el corazón en la balanza. Si las acciones buenas superaban a las malas, el difunto iba al paraíso. Si no, había un dios bestia que se devoraba al alma y hasta ahí llegaba la persona (nada de castigos eternos en el infierno).

Los que iban para el paraíso se encontraba en una versión mejorada del mundo “real”. Recuperaban sus cuerpos (de ahí lo de la momificación) y todos los símbolos y objetos que sus familiares habían dejado en la tumba, como muebles, libros e imágenes de sirvientes talladas en madera, las cuales cobraban vida y servían al difunto. Ahora, este cielo no era unidimensional. Si el difunto quería, podía visitar el mundo de los vivos, para ver como seguía su familia y hasta podía actuar como una especie de ángel de la guarda, mientras parte de su conciencia continuaba en el paraíso.

Otro dato curioso es que, una o dos generaciones antes de Moisés, ya los egipcios habían practicado el monoteísmo. El faraón Amenhotep (esposo de la famosa Nefertiti) erradicó el culto de los demás dioses y creo la figura de Atum, simbolizada por el sol, para expresar la creencia en un solo dios, creador de todo el universo. La religión de Atum duró lo que Amenhotep en el poder y cuando este murió, los viejos dioses regresaron, gracias al apoyo de Ramses II, el faraón con la cual de la mayoría de los estudiosos identifican al faraón que se enfrento a Moisés. En vista de esto, y tomando en cuenta que Moisés es un nombre egipcio, que los Mandamientos judíos son casi una copia fiel de los egipcios, y que ha surgido evidencia que sugiere que el culto a Atum continuó en la clandestinidad por décadas después del reinado de Amenhotep, se está barajando la teoría de que quizás Moisés fue uno de los muchos hijos de Ramses (tuvo unos 100) que se peleó con su padre por seguir al dios único y fue expulsado con un grupo de seguidores de Egipto. Cierto o no, da que pensar. Especialmente cuando algunas personas aseguran que no hay moral sin religión (y por ello normalmente se refieren a las religiones monoteístas)…pero al mismo tiempo están seguros de que nunca existió un dios Ra o Osiris o Horus. ¿Entonces, de donde sacaron los egipcios sus mandamientos?

Tuesday 14 April 2009

!Tres Vivas por Susan!




Normalmente al pensar en la idea de valor, la imagen que viene a la mente es la de soldados o hombres en batallas; madres corriendo con sus hijos en brazos para escapar de alguna calamidad; jóvenes con pancartas enfrentándose el status quo. Y ciertamente todos estos son ejemplo de coraje. Pero hay un tipo de valor, menos emocionante, tal vez, pero mucho más cotidiano, que nos define, nos inspira y nos demuestra la grandeza del espíritu humano. Es el valor de enfrentar el desprecio de los demás para ser fiel a nuestras esperanzas. Ese es el caso de Susan Boyle.

Susan Boyle es una inglesa de 47 años, que representan unos 10 más, proveniente de una pequeña aldea de Inglaterra, desempleada, regordeta, con una aspecto francamente anticuado y nada elegante. Es una de esas mujeres simpaticonas y medio vulgarotas que uno imagina de cocinera en la taberna del pueblo o vendiendo huevos en el mercado libre. Pero Susan Boyle tiene un sueño, como informó a los jueces del programa televisivo Britain’s Got Talent (Hay Talento en Gran Bretaña). Susan Boyle quiere ser cantante profesional. Y no cualquier tipo de cantante, no, no, no. Susan tiene la osadía de aspirar a ser como Eleine Page, la gran dama de la canción del teatro musical ingles. Piensen en melodías como Memory. En obras como Los Miserables y tendrán idea del nivel de canto al cual piensa Susan que puede llegar. Y para hacer mas risible su situación, se presenta al programa dispuesta a cantar Tengo un Sueño; una de las canciones mas difíciles de interpretar del teatro musical contemporáneo.

La cara del publico londinense es todo un poema; un poema satírico, de burla ante esta, esta, pues…pata en el suelo, que ni bonita es, pretendiendo imitar a Eleine Page. Le expresión de cinismo y cansancio de los jueces es un poco mas comprensible. A este programa llega gente de todas partes, colores, ilusiones y devaneos y antes de encontrar el talento hay que escuchar muchos grillos y gallinas alocadas. La actitud de Susan no ayuda. No es sumisa ni humilde. De manera áspera, bromea con un publico que ríe si, pero de no del chiste, sino de ella. Y entonces Susan Boyle hace lo impensable. Susan Boyle abre la boca y canta. Canta como una diva; canta como una profesional consumada del West End; canta (y que me perdonen los admiradores) mejor que Eleine Paige. Susan Boyle canta y los jueces quedan boquiabiertos. Susan Boyle canta y los londinenses se ponen de pie, aplaudiendo a rabiar. Susan Boyle canta y se hace bella, joven, excitante, porque en esa tarima y a pesar de todo los obstáculos, esta haciendo su sueño realidad a los 47 años: cantar en un gran teatro ante un gran publico. Al terminar, les lanza un beso y se aleja, sin escuchar el veredicto de los jueces. Hay que regresarla. Escucha entre risas y sorpresas los halagos. Ha pasado a la segunda fase. Pero en realidad no importa. Susan Boyle se ha transformado en estrella y, en el proceso, nos ha dado a todos una gran lección en humildad.

Para ver a Susan Boyle en acción, los invito a visitar a http://www.youtube.com/watch?v=RxPZh4AnWyk . !Disfrútenla!