Thursday, 10 June 2010

SEPTEMIO (cuento)


















I

negrura


Navego vendada en lago de oscuridad,
adivinando por fe la luz de las estrellas.


II

amor

Desde las selvas precámbricas hasta el café parisino de 1943,
centurias de intenso recorrer tornando a mis sueños en brújula,
intuyéndote en el perfume de una ráfaga inesperada,
en el eco argentino de una lejana canción,
en el brillo acuoso de una mirada tres segundos demasiado larga
--esperando, siempre esperando, que algún día finalmente seas tú.



III

nocturno

Serena, bruma, sombra;
espliego, romero, álamo;
ylang-ylang;
plata;
falda, gitana, panderos;
guitarras, romances, sonatas;
arena, río, gemido, peces;
rocío, seda;
tibio, lirio;
suspiro;
estrella;
piel;
quietud;
ambrosía;
brasas;
alma, paz;
ensueño, amor;
hombre, mujer, mundo, vida;
ocaso, noche, amanecer.
Mañana.
Mía.


IV

íntimo

Se abarcan. Se tocan...
sus dedos entretejiéndose,
sus cuerpos hilvanando un tapiz oriental;
un tantra sagrado de voluptuosa rigidez,
el brillo de la piel goloso, opulento como las carnes,
las caídas, las montañas, los bosques cruzados de salados arroyuelos,
decorados con sombras juguetonas que salpican aquí y allá,
acariciando, dibujando deslizantes el volumen,
el espacio, la unión subyugante,
serpiente azteca sin principio ni fin,
hermosos sacrificios humanos ondulándose sobre el altar,
llanto y risa en una sola faz, león y cordero
cambiando de lugar, una y otra vez,
devorándose a lengüetazos, profundos, obscenos,
urgentes como el sismo pélvico que los hace danzar,
el uno con el otro, el uno sobre el otro, el uno contra el otro,
el uno en el uno, el uno en el todo,
el todo en la reacción física que atiza llamas,
que engendra chispas, que crea súper novas y luego hoyos negros,
el olor a vainilla y fresas viajando en nebulosa por todo el universo.


VI

silencio

Se me cayeron las palabras en el silencio
espeso y empalagoso de la miel rancia
que aún conserva una burla de dulzura
de la flor primaveral que fue fuente de su origen.
Estoy muda de dolor, ensordecida por mis gritos silenciados,
por el aullido inaudible enrroscado en mi garganta enmohecida,
fría como mi vida, destruida como mi suerte,
larga, lenta y triste como mi fin
que no llega, que no aplaca, que no se apiada de mi
y me deja desnuda ante el cristal distorsionado
de tu espantosa mentira, cruel, maligna,
filosa, ardiente, vergüenza silenciosa, cuchillo cazador,
instrumento fiel de la muerte,
verdugo inevitable de mis palabras sepultas,
fantasmas errantes que no llegaron a nacer...


VII

némesis

Hiero con crueldad a los que me hieren.
Con sutil malicia los veo debatirse en la telaraña tejida por mis dedos,
Ariadna sepulcral robando el hilo de las Parcas,
girando la rueca del destino, indiferente ante las gotas de mi sangre
derramadas por el huso, que salpican, con obscuros rubíes,
el fino arte de mi venganza.

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