Saturday 3 July 2010

Oro


Leyendo sobre las escuelas antigua de los misterios, me tope con la figura del alquimista, el que supuestamente estaba buscando la manera de transforma a todos los metales en el metal puro del oro. Al parecer la busquedad no era solo fisica, si no espiritual, y eso me confundio un poco, hasta hoy, en que tuve un momento satori mientras me duchaba. A ver si logro poner en orden las ideas que me llegaron en ese momento.

Supongamos que encuentras una pepita rustica de oro. Si fueras a resumir en una palabra lo que encontraste, dirias: oro.

Digamos que esa pepita es transformada en una cadena de oro. Si lo resumieras en una palabra, dirias que es oro.

Vamos a poner que la cadena es vendida y refundida para convertirse en un lamina que sera insertada en una nave espacial. De nuevo, si solo usaras una palabra para describirla, dirias que es oro.

Pongamos que la nave cae de nuevo a la tierra y se rompe en mil pedazo, incluyendo por supuesto, la lamina. Si buscara la esencia de las particulas regadas por tadas partes que provenian de la lamina, dirias que son oro.

Durante nuestro andar por la vida, pasamos por muchos cambios: de bebes, a chicos, a adultos, a viejos; de gordos a flacos o flacos a gordos; de estudiantes, a trabajadores; de hijos a padres a abuelos; de solitarios a amantes a divorciados a viudos; de amigos a enemigos; de sanos a enfermos, a sanos de nuevo con suerte; de ricos a pobre o vise versa; de felices a infelices; furiosos a magnaminos; de engreidos a humildes o quizas lo contrario. Es decir, de pepita pasamos a cadena a lamina a particula. Pero hay una parte que es inmutable a todo, la esencia de lo que somos, que como el oro, no deja de ser lo que es por los cambio por los que atraviesa. Esas cambios son como vestidos para esa esencia y como los vestidos, los cuidamos, los exibimos, los reparamos y luego llega el dia en que comprendemos que nos quedan demasiado chicos o estan demasiados desgastados para sernos de utilidad. Y sencillamente cambiamos la vestimente pora algo mas apropiado. Todavia no conozco a nadie que llore a moco tendido por un vestido viejo. Porque llorar o sufrir por lo que tenemos que dejar en el camino?

Nosotros no somos ni la tristeza ni la alegria, ni la enfermedad ni la salud, ni la persecucion ni la libertad. No somos ni lo que poseemos ni lo que deseamos. No somos ni lo que amamos ni los que nos aman. Todo eso nos malea y nos amolda, en apariencia, por cierto tiempo, largo o corto, pero no son el Yo eterno que es nuestro verdadero ser. Ni la pepita, ni la cadena, ni la lamina ni las particulas son el oro; son formas que este adapta de acuerdo a las circumstancias. La esencia del oro se mantiene inmune y eterna, no importa lo que ocurra.

Cuando somos chicos, nuestras mamas nos ensenan a cuidar, disfrutar y apreciar nuestros vestido, y eso esta bien: pero ellas son tambien las primeras en comprarnos algo nuevo (a veces menos atractivo - en ocasiones algo francamento feo pero con utilidad) segun la etapa por la que estemos pasando o el tamano que estemos adquiriendo. En ocasiones el vestido se nos cae a pedazos de lo viejo y en ocasiones nos los quitamos con premura porque hay algo mal con el. Creo que algo parecido es la experiencia humana por esta tierra. Y siempre que recordemos que no somos ni lo que aparentamos, ni lo que sentimos, ni lo que tenemos o dejemos de tener, podemos disfurtar de nuestros vestidos humanos y a aprender a quitarnos rapido el que no nos favorece y despedir con dulzura al que nos dio satisfaccion, pero que ya no nos queda.

Todos somos oro. Pero esta en cada alquimista descubrir exactamente de que temple esta echo y cual es la sustancia que no se mueve, que no cambia, que no muere y que es la "verdad verdadera" de su ser.